Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
La Palabra de Dios es más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra profundamente en nuestras almas, discerniendo nuestros pensamientos e intenciones. Nos desafía a vivir según la voluntad de Dios, animándonos a caminar en el camino de la verdad y el amor.
Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe.
La Biblia también nos enseña sobre la importancia de la sabiduría en nuestras palabras. Proverbios fifteen:2 nos dice: «La lengua sabia adorna la sabiduría, pero la boca de los necios derrama necedades». Nuestras palabras deben estar respaldadas por la sabiduría y el discernimiento.
Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.
Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
Las palabras no son simplemente sonidos producidos por nuestra boca dando forma al aire que pasa por nuestra laringe. Las palabras tienen un poder actual. Dios creó el mundo con el poder de Sus palabras (Hebreos eleven:three). Los seres humanos somos hechos a imagen y semejanza de Dios, y nuestras palabras también tienen poder. Para que quede claro, las palabras del ser humano no tienen el poder para manifestar la realidad. Pero nuestras palabras hacen más que transmitir información; tienen un impacto sobre las personas.
Así se les reconoce la capacidad de estar hablando durante un periodo substantial de tiempo sin que se pueda extraer de sus palabras una conclusión clara.
Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste, por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua; pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos.
Nuestras palabras deben estar llenas de amor y verdad, y deben edificar y fortalecer a los demás. Debemos evitar el uso de lenguaje ofensivo y vulgar, y en su lugar, hablar con amor y respeto.
Nuestro testimonio será evidente en la forma en que hablamos y tratamos a los demás. Nuestras palabras pueden ser una herramienta poderosa para compartir el amor de Dios y para animar a otros a buscar una relación con él.
Nuestras palabras pueden tener el poder de sanar o de herir, de more info construir o de destruir. Debemos ser conscientes de este poder y usar nuestras palabras con sabiduría.
Nuestras palabras deben reflejar el amor de Dios y la verdad de su Palabra. Debemos ser honestos y sinceros en nuestras palabras, pero siempre hablando con amor y consideración por los demás.
Esto significa que debemos utilizar nuestras palabras para construir y fortalecer a los demás, para brindar consuelo y aliento en los momentos de dificultad.
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